Día de la Nostalgia: alimentación y emociones

El sentimiento de nostalgia se puede evocar de diversas maneras. En Uruguay, cada 24 de agosto se celebra el Día de la Nostalgia con fiestas que permiten rememorar grandes canciones del pasado. Sin embargo, no solo la música de años anteriores nos despierta emociones.

Hay alimentos que también nos remiten a experiencias pasadas o tradiciones familiares y pueden evocar recuerdos y nostalgia. Esta conexión emocional con la comida es poderosa y ayuda a reforzar el vínculo entre el presente y el pasado, trayendo a la mente memorias agradables y sentimientos reconfortantes.

Todas las emociones displacenteras o incómodas, como la tristeza, la ansiedad y la soledad, pueden tener un impacto importante en la conducta alimenticia. Estas emociones pueden llevar a un aumento en el consumo de alimentos ricos en calorías, grasas y azúcares, que activan el sistema de recompensa del cerebro, proporcionando una sensación temporal de confort y placer.

“Estos alimentos estimulan el sistema límbico del cerebro, que es responsable de las emociones y los comportamientos motivados, proporcionando una sensación de placer inmediato. Sin embargo, este efecto es temporal y puede llevar a un ciclo de consumo excesivo, especialmente en momentos de estrés. Además, algunos de ellos podrían contribuir a aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que está asociado a un mayor riesgo de depresión y deterioro cognitivo”, sostuvo Dr. Nataniel Viuniski, Miembro del Consejo Consultor de Herbalife.

Agregó que el consumo excesivo de estos alimentos “puede intensificar estados emocionales negativos, perjudicando tanto la salud física como la emocional. Las personas con ansiedad generalizada e insomnio deben consumir alimentos y bebidas que contengan cafeína con mucha moderación”.

Los cambios estacionales también pueden influir en los hábitos alimenticios. Durante el invierno, por ejemplo, es común que las personas busquen alimentos más calóricos y reconfortantes, mientras que en el verano las comidas tienden a ser más ligeras. Además, las fechas festivas y eventos sociales pueden intensificar la conexión emocional con la comida.

Son varios los nutrientes que influyen en el estado de ánimo. El Omega-3, que se encuentra en pescados grasos (como el salmón y la sardina), nueces y semillas de lino, y en suplementos nutricionales, es esencial para la salud cerebral y algunos estudios lo han asociado con la reducción de los síntomas de depresión y ansiedad.

Las vitaminas del Complejo B, como la B6, B9 (ácido fólico) y B12, son fundamentales para la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, relacionados con el estado de ánimo. Estos nutrientes se encuentran en alimentos como carnes magras, huevos, vegetales de hojas verdes y granos integrales.

Por otra parte, el magnesio es esencial para el funcionamiento del sistema nervioso, contribuye al funcionamiento normal de los músculos y a la función psicológica normal. Las fuentes de magnesio incluyen almendras, espinacas y palta.

La vitamina D es importante para la producción de serotonina. Su deficiencia se ha asociado con trastornos del estado de ánimo como la depresión. Además de la exposición al sol, la vitamina D se puede obtener de pescados grasos, huevos y alimentos fortificados.

En tanto, el triptófano es un aminoácido esencial que es precursor de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, la saciedad y el sueño. Se encuentra en alimentos como el pavo, huevos, queso y nueces.

El zinc es un mineral involucrado en la función cerebral y entre quienes más zinc consumen se ha observado un menor riesgo de depresión. Buenas fuentes de zinc incluyen carne roja, mariscos y semillas.

Los nutrientes como las vitaminas C y E y los polifenoles tienen propiedades antioxidantes que protegen al cerebro del estrés oxidativo, lo que puede apoyar un normal funcionamiento del sistema nervioso. Los alimentos ricos en antioxidantes son las frutas cítricas, rojas y vegetales.

Los alimentos ricos en carbohidratos complejos, como granos integrales y legumbres, podrían ayudar a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, promoviendo una sensación de bienestar. Además, dietas ricas en fibra y polifenoles, como la mediterránea, pueden mejorar  positivamente en el microbioma intestinal, que está ligado a la salud mental.

Incorporar una amplia gama de nutrientes en la dieta, incluyendo vitaminas, minerales y antioxidantes, puede contribuir a una función psicológica normal. Es importante acompañar la dieta balanceada con ejercicio físico y sueño adecuado, que tienen impactos significativos en las emociones. La actividad física libera endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés. Dormir bien también es esencial para la regulación emocional, ayudando a procesar y a equilibrar las emociones de manera efectiva.