Luego de más de dos años de intenso trabajo enfocado en la mejora de la equidad y la inclusión en comunidades rurales de Honduras, la Fundación Ceibal presenta los resultados de la implementación del proyecto “Educación Digital Rural e Inclusiva”. 

El proyecto de investigación aplicada utiliza recursos tecnológicos y culturales disponibles en las comunidades rurales para la construcción de recursos educativos que tienen como tema articulador su patrimonio cultural y natural. Además, presentan a niñas y niños como productores activos de contenidos y proyectos, en articulación con sus familias y las comunidades en su conjunto. 

En esta línea, en el marco de la investigación, se desarrolló una intervención, que consistió en el desarrollo de una prueba piloto compuesta por videos educativos y adaptaciones a radio y formato gráfico, además de actividades de enseñanza y aprendizaje y guías orientadoras docentes. Esta prueba piloto es el componente central de la intervención de este proyecto. Se diseñó de modo colaborativo con representantes de la Secretaría de Educación de Honduras, además de otros actores relevantes de la comunidad educativa nacional y rural, incluyendo docentes, niñas, niños y madres y padres de estudiantes. 

La aplicación de la prueba piloto se realizó en 2023 en 4 comunidades educativas rurales, durante 4 meses. Permitió la recolección de información a través de instrumentos de evaluación de opción múltiple, entrevistas semiestructuradas, panel de intercambios, registros escritos, visuales y audiovisuales de observación directa, además de análisis de material de archivo, que incluyó fotografías, entrevistas y registros directos de actividades realizadas. 

Las principales observaciones recogidas de esta experiencia destacan que el modelo de enseñanza y aprendizaje Educación Digital Inclusiva (EDI) resultó apropiado para las comunidades rurales, tanto para docentes como para estudiantes, familias y otros actores de la comunidad. Asimismo, fue un catalizador para la transformación de prácticas educativas en este entorno. Se comprobó que el uso de los pocos recursos disponibles, como teléfonos móviles de docentes que compartieron con sus estudiantes para registrar imágenes de su entorno o producir videos, como parte de proyectos educativos, permitió la mejora en los procesos de enseñanza y aprendizaje, y la preparación de los estudiantes para un futuro digitalmente enriquecido. Además, el rol proactivo de los docentes en el uso de recursos tecnológicos fomentó una cultura de colaboración y enriqueció la experiencia educativa. 

Entre las conclusiones se constató que el proyecto afectó positivamente y de modo significativo los resultados de aprendizaje del grupo de estudiantes participantes. Los testimonios obtenidos revelan que los medios digitales, como videos y fotografías, enriquecen el aprendizaje y potencian el desarrollo cognitivo y práctico de los estudiantes. En particular, las y los estudiantes hicieron referencia a aprender a dibujar, leer y escribir con los audios y videos. Del mismo modo, la adaptación de videos como contenidos principales para la propuesta de actividades a versiones en audio e impresas fue muy valorada por docentes y alumnos. Además, se concluyó que el proyecto cambió los modos de ver la tecnología y el vínculo con ésta, considerándola no sólo un recurso para el entretenimiento sino también cercana al aprendizaje formal. En lo que respecta a las habilidades y competencias de estudiantes, el proyecto tuvo un impacto significativo en su desarrollo integral. Además de adquirir conocimientos, las y los estudiantes desarrollaron habilidades prácticas y se conectaron con la cultura y tradiciones de su comunidad. 

Uno de los éxitos más notables del proyecto fue el fomento de un aprendizaje inclusivo e igualitario en las comunidades, evidenciado por la ausencia de diferenciales en relación con el género en la distribución de los beneficios de la implementación de la prueba piloto y acceso a recursos tecnológicos usados en el proyecto. 

“Educación Digital Rural e Inclusiva” fue implementado en cuatro comunidades de Honduras y actualmente se está trabajando en el escalamiento de la propuesta a nivel nacional en ese país, dado el impacto positivo del mismo. En un taller realizado en Tegucigalpa el 9 y 10 de abril, la Fundación Ceibal trabajó con el Ministro de Educación de Honduras, equipos técnicos de la Secretaría de Educación, representantes de organismos internacionales y otras partes interesadas, incluyendo a docentes y estudiantes participantes en la prueba piloto, para acordar los lineamientos de escalamiento del proyecto. 

El ministro de Educación de Honduras, Daniel Esponda, resaltó el rol de la Fundación Ceibal, así como la importancia de la tecnología en el proceso de enseñanza y aprendizaje durante el taller de presentación de resultados del proyecto que tuvo lugar en Tegucigalpa. 

“La estrategia innovadora de la Fundación Ceibal de Uruguay, a través de los aparatos tecnológicos inteligentes y el desarrollo de los contenidos digitales para que los estudiantes puedan apropiarse de todo el repertorio de contenidos que tiene nuestro plan informativo, nos está permitiendo que los estudiantes sean los actores principales”, afirmó.   

Destacó, que se trató de una experiencia de éxito que tiene muy bajo costo y que presenta a los profesores y las profesoras como actores principales para facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje, remarcó que la tarea hoy es poder escalarla a otras zonas de Honduras y seguir ampliándose. 

El proyecto “Educación Digital Rural e Inclusiva” es implementado por la Fundación Ceibal con el financiamiento del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Internacional de Canadá (IDRC por siglas en inglés) y la Alianza Global para la Educación (GPE por sus siglas en inglés). Surge en respuesta a la crisis de aprendizaje que atraviesa América Latina, la región más desigual del mundo, que cercena la movilidad social. 

Los desafíos y desigualdades en materia educativa se exacerban en las áreas rurales, entre otros factores por la insuficiente cobertura de los servicios educativos o dificultades para acceder a los mismos. A su vez, la digitalización suele encontrar otras barreras en estas zonas por la falta de infraestructuras necesarias para implementar los planes.  

Florencio Ceballos, especialista senior del Programa en el Intercambio de Conocimiento e Innovación (KIX), destacó, en representación de IDRC, la importancia del proyecto y que gracias a la prueba piloto que se implementó se lograron compensar, junto a los facilitadores, obstáculos como la falta de acceso tecnológico. 

La directora de la Fundación Ceibal, María Florencia Ripani, aseguró que “el modelo que propone este proyecto es innovador porque recurre al uso de recursos disponibles en actores de la comunidad educativa asignándoles un nuevo uso y pone en sinergia la colaboración en pos de la educación. Vimos como en comunidades donde no hay electricidad o ni siquiera llegan señales de radio o telefonía móvil, los docentes compartieron sus teléfonos con niñas y niños que nunca habían tocado un dispositivo o visto su imagen en una fotografía digital. Al final de la prueba piloto estas niñas y niños usaban con confianza la tecnología para actividades educativas”.

Ripani también destacó que este modelo fue un catalizador para la mejora de las prácticas docentes en las zonas rurales de Honduras y que los niños y las niñas fueron los protagonistas de la construcción de proyectos y desarrollo de contenidos con tecnología digital, lo cual produjo un crecimiento académico y personal para ellos. Además, este proyecto trabajó el rescate del patrimonio cultural y fortaleció las relaciones entre los actores involucrados.  

Romina Kasman, especialista en Educación de UNESCO San José, socio estratégico del proyecto, remarcó que “el trabajo de la Fundación Ceibal en Honduras ha sido crucial para poder mostrar estrategias que promueven una mayor equidad en el acceso al aprendizaje con tecnologías de la información y la comunicación, con calidad, pertinencia y relevancia territorial”. Asimismo, Kasman agregó que la Fundación Ceibal, a través de este proyecto, también impactó mostrando la posibilidad de articular diferentes tecnologías con y sin conectividad para mostrar que la innovación en pedagogías necesita tener como protagonistas a las personas y a los procesos. “Es necesario que este tipo de proyectos se sistematicen y se consideren como productores de conocimiento y evidencia de cómo las tecnologías pueden potenciar los aprendizajes que están vinculados al desarrollo de competencias, no solamente académicas sino también para la vida y sociales”, concluyó Kasman. 

La Fundación Ceibal se ha consolidado como una institución que trabaja en pos del desarrollo de la educación mediada por tecnología en la región para favorecer la calidad, la inclusión y la equidad. Muestra de ello es la exitosa implementación de este proyecto, así como la organización del Lanzamiento global del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 

Además, la Fundación Ceibal coordina la Alianza para la Digitalización de la Educación en Latinoamérica (ADELA), orientada a fomentar el intercambio de experiencias y buenas prácticas en educación digital en América Latina. 

La expansión de la actividad de la Fundación Ceibal en la región muestra el liderazgo de Uruguay en iniciativas de educación y tecnología y la generación de actores institucionales de un ecosistema capaz de adaptar y generar soluciones originales a la diversidad de contextos que existen en América Latina, en muchos casos, con desafíos de disponibilidad de recursos e inclusión. Aquellas personas que deseen conocer más detalles sobre el proyecto “Educación Digital Rural e Inclusiva” en Honduras o cualquiera de las acciones que lleva adelante la Fundación Ceibal pueden hacerlo visitando el sitio web oficial de la organización, www.fundacionceibal.edu.uy